emociones infantiles

¿Qué es la educación emocional y por qué es clave desde pequeños?

La educación emocional enseña a los niños a reconocer sus emociones, expresarlas y manejarlas de forma sana. Aunque aprender a leer, escribir o contar es importante, también es muy importante aprender a entender lo que sentimos. Desde pequeños, los niños viven muchas emociones que a veces no saben cómo explicar, si los ayudamos a conocerlas y entenderlas, podrán relacionarse mejor con los demás, resolver problemas con calma y sentirse más seguros de sí mismos. Por ello, en CEI Manolo Álvaro te hablaremos de la educación emocional y cómo ayudar a los más peques a gestionarla.

¿Cómo ayudar a los niños a entender sus emociones?

La educación emocional es el proceso por el cual los niños aprenden a identificar lo que sienten, darle un nombre a cada emoción y saber cómo expresarla o gestionarla de forma adecuada. No se trata de evitar que los niños sientan tristeza, enfado o frustración, sino de enseñarles a convivir con esas emociones intensas y responder ante ellas de manera sana.

Desde los primeros años de vida, los niños experimentan emociones intensas, pero muchas veces no saben cómo explicarlas o manejarlas. Aquí es donde la educación emocional se vuelve tan importante: cuando un niño aprende a reconocer que está triste, molesto o  nervioso, también aprende a pedir ayuda, calmarse o buscar una solución. Lo que hará que se fortalezca su autoestima, su comunicación y su capacidad para adaptarse a distintas situaciones.

Además, este tipo de educación no solo mejora el bienestar emocional individual, sino también las relaciones con los demás. Los niños que aprenden a entender lo que sienten también pueden ponerse en el lugar del otro, desarrollar empatía y resolver conflictos sin recurrir a gritos o agresiones.

Por eso, la educación emocional debería formar parte del día a día en la educación infantil, ya que en esta etapa los niños están empezando a descubrir el mundo y a conocerse a sí mismos.

Juegos y actividades para trabajar las emociones en el aula

La mejor manera de enseñar a los niños sobre emociones es a través de juegos infantiles. En la educación infantil, las actividades lúdicas permiten que los más pequeños comprendan lo que sienten, se expresen con libertad y aprendan a relacionarse con los demás. Aquí te enseñamos algunas ideas sencillas que puedes aplicar en el aula:

El dado de las emociones

Se construye un dado grande con caras que representan distintas emociones (alegría, miedo, tristeza, enfado, sorpresa, calma). Cada niño lanza el dado y cuenta una situación en la que sintió esa emoción. Esta actividad ayuda a ampliar el vocabulario emocional y a conectar experiencias personales con los sentimientos.

El rincón de la calma

Habilitar un espacio en el aula con cojines, libros, peluches y recursos para relajarse. Cuando un niño se siente agobiado o molesto, puede ir allí para calmarse antes de hablar de lo que le pasa. Es una excelente forma de fomentar la autorregulación emocional desde pequeños.

El termómetro emocional

Cada mañana, los niños colocan su nombre o una ficha en el color que representa cómo se sienten (por ejemplo: rojo = enfado, azul = tristeza, amarillo = alegría, verde = calma). Esto permite al docente tener una idea general del estado emocional del grupo y abre la puerta al diálogo.

Cuentos para sentir

Leer historias centradas en personajes que viven distintas emociones permite hablar sobre lo que sienten, por qué lo sienten y cómo actúan. Los cuentos funcionan como un espejo emocional para los niños, y pueden ser el punto de partida para reflexionar juntos.

 El juego de las caras

Usando tarjetas con caras que muestran diferentes expresiones, los niños deben adivinar la emoción y representar situaciones donde esa emoción podría aparecer. Este juego mejora la identificación emocional y la empatía.

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¿Cómo acompañar a los niños en sus emociones desde casa?

La educación emocional no solo se enseña en la escuela, también comienza en casa desde los primeros años de vida. Y las familias tienen un papel clave en este proceso, ya que es el hogar el primer lugar donde los niños aprenden a expresar lo que sienten y a gestionar sus emociones. Aquí te dejamos algunas formas prácticas de acompañarlos:

-Escuchar sin juzgar: cuando un niño expresa lo que siente, lo más importante es escucharlo con atención, sin minimizar ni corregir su emoción. Frases como “no llores por eso” pueden hacer que se sienta incomprendido. En cambio, decir “veo que estás triste, ¿quieres contarme qué pasó?” valida su emoción y abre el diálogo.

-Nombrar las emociones: ayudar a los niños a ponerle nombre a lo que sienten les da herramientas para entenderse mejor. Puedes decir: “Parece que estás frustrado porque no te salió como querías”. Cuanto más amplio sea su vocabulario emocional, más fácil les resultará comunicarse.

-Ser un ejemplo: los niños aprenden mucho observando cómo los adultos gestionan sus propias emociones. Si tú también hablas de lo que sientes, les estás enseñando que sentir es natural y que se puede expresar con calma y respeto.

-Acompañar, no resolver por ellos: a veces, el impulso es protegerlos de todo malestar. Pero si intervenimos antes de que puedan identificar o gestionar una emoción, les quitamos la oportunidad de aprender. Acompañar es estar presentes, apoyar, contener… no hacer todo por ellos.

En el CEI Manolo Álvaro creemos que educar también es acompañar a las emociones. Por eso trabajamos cada día para que nuestros alumnos crezcan con confianza, empatía y bienestar emocional. Si nos necesitas, ¡contacta con nosotros!