como calmar una rabieta

Las rabietas. Uno de los comportamientos que pueden desestabilizar más a los padres. Sin embargo, son de lo más normal cuando los niños son pequeños. Una rabieta no deja de ser una forma de expresar y comunicar que tienen los peques cuando sienten frustración, miedo, ira o tristeza. Son reacciones que suelen ir acompañadas de gritos, llantos e incluso una puesta en escena de lo más imaginativa, con volteretas y pataletas en el suelo.

Muchas veces, los padres no sabemos cómo actuar en esas situaciones. Nos sentimos perdidos, nos agobiamos e incluso podemos acabar empeorando la situación si no llevamos a cabo las pautas más acertadas. Pero entonces, ¿qué podemos hacer para calmar la rabieta de nuestro hijo? Hoy en CEI Manolo Álvaro te traemos algunos consejos para saber cómo actuar ante un berrinche y qué no hacer para agravar esta fase.

Qué NO hacer para calmar una rabieta

Ante una situación tan estresante, podemos caer en comportamientos viciados o que hemos visto que realmente no son los más indicados:

Gritar

Cuando gritamos a nuestro hijo en mitad de una rabieta con la intención de pararla, lo que estamos haciendo es todo lo contrario. Al gritar, intensificamos la rabieta ya que activamos las tres áreas cerebrales que intervienen en las rabietas:

  • La amígdala cerebral (miedo)
  • La corteza orbital (frustración)
  • La ínsula (sentimiento de incomprensión)

Por lo que, desde un punto de vista de circuitos cerebrales, es sin duda una mala opción.

Abandonar

Cuando decimos frases como ‘ahí te quedas’ lo que estamos incitando es que el niño salga corriendo detrás nuestra, provocándoles un fuerte estrés y terror por quedarse solo. Además la rabieta puede retomarse en cuanto te alcance o lleguéis a casa. Otra forma de abandonar sus sentimientos es ignorándolo y mirando para otro lado, lo cual es bastante ineficaz.

Contenerle físicamente

La contención física es una idea errónea, ya que creemos que si no puede patalear, la rabieta se pasará. Sin embargo, el resultado no será el esperado. Solo es aconsejable cuando podemos evitar que se haga daño si se está dando golpes contra la pared o algún objeto.

Amenazar

Lo peor que podemos hacer es amenazarlo y meterle miedo. Durante una rabieta el niño encuentra herido su ilusión y orgullo, lo cual con amenazas intensificará estas sensaciones.

Avergonzar

Frases tan míticas como “deja de llorar que nos están mirando todos” no sirven para nada. La razón es sencilla: los niños pequeños no son capaces todavía de mantener a raya sus emociones tal y como lo haría un adulto, necesitan desgastarlas antes de poder manejarlas.

Filosofar

“Cariño, en esta vida no se puede tener todo”. A esas edades, los niños no lo entienden, su cerebro es tan emocional que sobresale por encima de la parte más racional, aunque sean capaces de llegar a entenderlo. Con el paso del tiempo, aprenderán el significado de cuando les decimos “no” a algo, por lo que aunque en el corto plazo no sea muy efectiva, sí que puede serlo en el largo plazo.

Los 6 consejos que te salvarán de una rabieta

Aquí van algunos consejos de lo que SÍ hacer en caso de rabietas o berrinches:

Prevenir rabietas

Para prevenir posibles rabietas cuando salimos de casa es aconsejable explicarle el itinerario y qué es lo que vamos a hacer. De esta forma, no le pillará desprevenido y se adaptará mejor a nuestro plan. Aunque puede que no le apetezca, ya tiene claro desde el principio qué es lo que vamos a hacer.

Realizar actividad física

Otra forma de prevenirlas es asegurarnos de que los niños realicen suficiente actividad física que ayude a consumir energía y a disminuir el estrés.

Identificar emociones

De las cosas más importantes que debemos procurar es ayudar a nuestro hijo a nombrar e identificar sus emociones. Adquirir el hábito de decir lo que están sintiendo y por qué es muy beneficioso a la larga, ya que durante un rabieta hablar puede ayudar a calmar la situación. De esta forma estamos favoreciendo una conversación frente a una discusión.

Mantener la calma

Cuando un niño desencadena una rabieta le da igual si es en un supermercado, en el cine o en una comida familiar. Sea cuando sea, los padres debemos mantener la calma para no combatir el fuego con más fuego. Si nuestro hijo nos ve calmados, puede verse reflejado y cambiar su conducta. Intenta parar la situación dialogando con tranquilidad e intentando comprenderle. Mirándole a los ojos procuramos hablarle con franqueza para explicarle relajadamente por qué no podemos hacer o comprar algo.

No ceder

Como veíamos anteriormente, no podemos ceder en todo. Aunque cuando son pequeños les cuesta entender por qué no pueden tenerlo todo cuando quieran, con el tiempo aprenderán el significado del “no”. Tienen que entender que es inaceptable su petición, ya que si cedemos, volverá a mostrar la misma actitud negativa en otras situaciones.

Dejar que se desahogue

Cuando nuestro peque desarrolle una rabieta, lo mejor es llevarle a un sitio diferente de donde comenzó el berrinche para poner distancia y lograr que se vaya desahogando poco a poco. Así, cuando se encuentra más relajado podemos empezar el dialogo para que podamos escuchar sus requerimientos y también podamos darle nuestros propios argumentos.

 

Ante todo debemos tener paciencia y sacarla de donde podamos, porque tratarlo calmadamente es la mejor forma de calmar una rabieta, y nunca caer en gritarles o intentar controlar su movimiento corporal.

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